Deneka Borden no recuerda el accidente que le cambiaría la vida.

Entonces jugadora de sevens del seleccionado de Bermuda estaba dormida en la silla de atrás de un auto que perdió el control en junio de 2016.

En el accidente, salió como por catapulta, sin nada que la frene. 

“Salí volando," le dijo a World Rugby.

El primer recuerdo de Borden es estar tirada en la ruta, con dolor. Entre consciente e inconsciente mientras los paramédicos aseguraron su cuello y le llevaron de urgencia al hospital.

"Solo recuerdo que todo dolía," agregó.

“Al ponerme el cuello ortopédico, sentía que no podía respirar. Cuando acomodaron todo y pude respirar, me calmé bastante. Sentí que estaba en buenas manos."

"No me acuerdo mucho del viaje en la ambulancia, entrando y saliendo de  consciencia mientras me hacían estudios."

‘Difícil dormir, difícil moverse’

Recién a la mañana siguiente se supo las lesiones que tenían Borden - espalda, cuello y costillas rotas, mientras que su bazo, riñones e hígado lastimados.

Debido al tipo de lesiones - su cuello estaba desconectado del resto de su columna vertebral - Borden debió pasar una semana en terapia intensiva y otras dos semanas internada.

A la semana, Borden comenzó a usar un aro de metal que se asegura al cráneo, conectado a su cuerpo con un chaleco para inmovilizar la columna y permitir que los huesos comiencen a curarse.

Debido a esto, Borden debió estar sentada por mucho de los siguientes cuatro meses, imposibilitada de mover su cuello. "Tuve una gran postura," contó riendo.

"Fue difícil dormir, moverse. Inclinarme hacia adelante podía ser muy peligroso."

La luz al final del túnel de la recuperación se la dio el rugby.

Borden había jugado para los Mariners RFC en Hamilton y para Bermuda en torneos de seven en cada, Canadá, Islas Caimán y México.

El primer período de su convalecencia coincidió con los Juegos Olímpicos de Río 2016, y Borden devoró el torneo de sevens, disfrutando el oro de Australia y Fiji.

Al final de septiembre recibió la noticia esperada - los estudios indicaban que los huesos de su cuello habían recolectado y podía quitarse el aro de metal y comenzar a usar un cuello ortopédico.

“En ese momento, pregunté: cuando puedo volver a jugar rugby? El doctor me pidió que fuera paso a paso."

"No quería que tuviera contacto con nadie. Cada vez que salía y estaba entre gente, tenía que tener mucho cuidado."

Recién para diciembre pudo comenzar algún tipo de actividad física, aunque notó lo que había sufrido su cuerpo.

“No podía hacer ni una flexión de brazos, subir corriendo por una escalera," contó. "Fue, literalmente, comenzar de cero, trabajando con mi preparador físico lentamente."

‘Cambio de foco’

Borden siguió evitando riesgos hasta la primavera del año siguiente, cuando hizo un emotivo regreso para los Mariners en el último torneo de touch de la temporada 2016-17, regreso que coronó con tres tries para asegurar la Scully Cup. 

“Mi equipo estaba súper paranoico," admitió Boden.

“No esperaba apoyar tries, era solo volver a jugar, pero mi equipo estaba muy feliz por mí y yo me sentía en la cima del mundo."

Buscando estar lista para la temporada siguiente, Boden trabajó en el gimnasio y para finales de 2017 había regresado al seleccionado, casi un año después del accidente, durante un torneo de seven en México.

"Estaba un poco nervioso ya que no había hecho contacto en un partido por un tiempo, pero fue una sensación triunfal y todo el trabajo hecho hasta ese momento valió bien la pena.

Ese trabajo no se había enfocado solamente en jugar rugby. Durante el año de rehabilitación, Borden también pudo ver a sus compañeras en acción y la atrajo la posibilidad de ser entrenadora.

Desde entonces, Borden ha tomado el rol de asistente de entrenador del equipo nacional femenino de su país y fue una de los que empujaron para lanzar la liga de rugby con contacto previo a la pandemia del COVID-19.

Se convirtió también en la primera referí de la isla y cree que las tres disciplinas - jugar, arbitrar y entrenar - puede ser beneficiosas entre sí.

Más allá de eso, el cambio más importante que sufrió a partir del accidente hace cuatro años, es su perspectiva sobre la vida.

“Ahora busco hacer cosas. Si quiero viajar, tiene que ser ahora. Si quiero entrenar, también. No postergo nada," dijo.

“Cambié mi foco y hago lo que me hace feliz. El rugby me hace feliz. Viajar me hace feliz.”

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