Caminando por las calles vibrantes de Antananarivo, la capital de Madagascar, y es probable que rápidamente aparezco una pelota ovalada.

La ciudad, con una población de 1,6 millones, tiene 161 clubes de rugby, 40 de ellos en el distrito de Majakaray, una de las áreas calientes del deporte.

Mientras tanto, el programa de participación masiva de World Rugby, Get into Rugby, está activo en las 22 regiones del país y el rugby es parte importante de la curricula escolar. Además, se desarrolla anualmente un campeonato nacional escolar con los mejores cinco equipos masculino y femenino de cinco provincias.

Con casi 40 mil jugadores registrados en todos los niveles, Madagascar es el dieciseisavo país en cantidad de jugadores en el mundo. No solo es amor por jugar, es también pasión por verlo, sea presencial o por televisión.

Siendo así, se suma a Nueva Zelanda, Sudáfrica, Gales y Georgia como países en que el rugby es el deporte nacional.

Fanaticos

“Es un gran país de rugby," dice el ex jugador de las juveniles de Racing 92, Frédéric Dumant, actualmente consultor de marketing de la Madagascan Rugby Union.

“La primera vez que fui a Madagascar hace cuatro años, todos sabían de rugby y querían hablar. En el aeropuerto, el taxi...en todas partes."

“Me hizo acordar mucho al sudeste de Francia, son igual de fanáticos."

El rugby llegó a Madagascar tras la colonización francesa de la isla a finales del siglo XIX.

El deporte y su componente físico gustó, sobre todo en el Reinado de Imerina - hoy la región de Analamanga, donde está Antananarivo. Muchas de las antiguas costumbres de la isla involucraban el combate individual, como el Diamanga, una variedad del boxeo francés, y Savika, una forma de corrida de toros. Con esto, el rugby encajó con la cultura local.

“La gente en las zonas pobres se apropiaron de los valores del deporte," dijo el entrenador del seleccionado nacional de XV Philippe Canitrot, en una reciente entrevista para Telegraph Sport.

"El desafío y el disfrute son grandes opciones para un fin de semana después de mucho trabajo. Ser un jugador de rugby, y especialmente jugar para los Makis, es un gran reconocimiento en los barrios pobres. Es una promoción social en la zona baja de la ciudad."

“Lo que los jugadores aman del rugby es el poder correr y pasar. Encaja bien con su perfil atlético y ágil. Son también trabajadores y guerreros. Créanme, son duros en el tackle. Les falta al rigor colectivo pero es algo sobre lo que están trabajando. Lo me trajo a Madagascar es mi pasión por el país y la indescriptible fortaleza que hay en todos los jugadores. Su habilidad para superar problemas y dificultades para satisfacer su pasión por el rugby."

Makis dejan su sello

Poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el rugby se estableció como el deporte número uno en Antananarivo, con lleno total en partidos de clubes en el estadio municipal de Mahamasina.

Rápidamente, tuvieron su seleccionado nacional, ya que los Makes recibieron a Italia para una gira de dos tests en 1970.

Tuvieron que esperar 17 años sin tests; el regreso de los Makis fue con su primer triunfo, 22 a 16, ante Kenia.

El triunfo más importante fue en 2012 ante Namibia por 57 a 54, partido que presenciaron 40 mil atónitos espectadores.

Le aseguró el lugar a los Makis en la escala superior de la Rugby Africa Cup y en 2014, pudieron ser sede del clasificatorio a Rugby World Cup 2015 en Antananarivo.

Poder lograr partidos de forma regular fuera de la Rugby Africa Cup, sigue siendo un desafío para la Madagascar Rugby Union, miembro pleno de World Rugby desde 1998.

La pandemia del coronavirus ha cancelado los partidos contra Zambia y Namibia y dos giras de equipos británicos que iban a realizarse en el país.

La posibilidad de generar partidos antes de fin de año está en duda. "Estamos negociando con la unión de Sri Lanka para recibir a su equipo para dos tests a fines de noviembre, principios de diciembre, aunque eso podría no suceder," confiesa Dumant.

El Estadio Municipal de Mahamasina, escenario de los principales partidos madagasqueños, está en silencio aunque todos esperan que pase rápido la pandemia para poder volver a disfrutar de la danza guerrera de los Makis, previa a los partidos, como el Haka neozelandés - frente a miles de simpatizantes.