Al derrotar a Brasil 36-9 el 17 de julio de 1972, los Teritos uruguayos debutaban internacionalmente. Inicialmente, competían a nivel M19 en Sudamérica y en 1992 viajaron por primera a Europa, a competir en el Campeonato FIRA.

De aquel equipo que jugó en Madrid, Diego Lamelas, Juan Carlos Bado, Diego Aguirre, Martín Mendaro y Guillermo Storace jugarían en Rugby World Cup 1999 y 2003, yendo de juveniles a ser jugadores de tests.

Los Teros se quedaron dolorosamente fuera de Francia 2007 y cuando World Rugby lanzó el U20 Trophy en Chile, sin que lo supieran, estaba por lanzarse una nueva era para el rugby uruguayo.

Nunca hay un único momento para un comienzo, pero esos Teritos del 2008 formarían el centro del equipo que eventualmente clasificaría a Rugby World Cup 2015 y cuatro años más tarde derrotaron a Fiji en Kamaishi, sorprendiendo al mundo ovalado.

World Rugby había cambiado su política de torneos juveniles y los M20s ahora se dividían en dos torneos - dieciséis en el Championship y otros ocho en el Trophy, elegidos de las asociaciones regionales.

Uruguay viajó a Santiago bajó las órdenes del ex Terito y dos veces mundialista Mendaro y Bruno Grunwald.

“Se podría decir que fue el comienzo de algo," dice Gaminara, capitán uruguayo en RWC 2019 y Teritos en aquel primer Junior World Rugby Trophy.

De aquel plantel, Alejandro Nieto, Rodrigo Espiga, Diego Magno, Juan Diego Ormaechea, Miguel Horta, Germán Albanell, Matías Benítez, Francisco Vecino, Juan De Freitas, Jerónimo Etcheverry, Santiago Gibernau, Tomás Jolivet, Leandro Leivas participaron en los procesos clasificatorio o en RWC 2015 y 2019.

“La preparación para ese año fue muy profesional; trabajamos muy duro," recuerda Gaminara. Durante el proceso para llegar a Chile, los jugadores tuvieron que juntar fondos para apoyar con los costos de viaje de la Unión de Rugby del Uruguay.

Su compañero de muchas batallas, Alejandro Nieto, recuerda "el tener que hacer eventos y vender rifas para juntar fondos." Así era el rugby entonces.

Pilar derecho entonces, estuvo cerca de no quedar en el plantel. “No lo tomaba tan en serio y por suerte los entrenadores me dieron la oportunidad de viajar, aunque no fui titular,” dice. Su personalidad forjada y su amor al rugby renovado, Nieto ha sido pieza clave, junto a Gaminara, en la tercera línea uruguaya en la última década.

Los ocho equipos participantes estaban divididos en dos grupos de cuatro y los grandes candidatos eran Rumania y Georgia. 

Tras derrotar a Corea 67 a 8 y a Jamaica 82-0, el encuentro ante los georgianos definía el pasaje a la final.

“Fue durísimo, lo defendimos con todo. Los últimos minutos defendimos con todo y en el cierre el 'Colo' Albanell frenó con un tackle terrible lo que parecía iba a ser el try del triunfo de ellos,” explica Gaminara.

A esto, Nieto agrega. “En el equipo estaba Victor Kolelishvili, que después jugó en 2011 y 2015. En los últimos lines, lloraba de frustración en los últimos años porque no los dejábamos pasar.” El 20-16 fue muy celebrado.

Chile también sorprendió al derrotar a Rumania para definir la final. Ese triunfo en un ámbito hostil mostró lo mejor de un equipo que comenzaba un largo recorrido.

Liderados por el buen octavo Matías Fonseca (en la foto, de barba, a la izquierda de Gaminara), de corto recorrido internacional al dedicarse a la ganadería fuera de Montevideo, la final fue muy disputada. Diego Magno, el jugador sudamericano con más caps, apoyó el try de Los Teritos en el primer tiempo, y Albanell aportó un penal para irse al descanso al frente por 8 a 7.

La insistencia uruguaya en el complemento puso bajo enorme presión a los locales; así llegó el drop del Colo Albanell y un penal de  Jerónimo Etcheverry sobre la hora de juego, en el final Albanell se escabulló por la punta izquierda y llegó al try que selló el resultado.

“En ese torneo empezamos con el análisis de video, a cuidarnos; teníamos dos preparadores físicos que fueron muy importantes,” explica Gaminara en lo que fue el comienzo de una generación en el Alto Rendimiento de reconocido éxito.

Los entrenadores también tuvieron un rol de importancia y aseguraban que los jugadores estuvieran listos. “Las charlas técnicas eran una montaña rusa de emociones,” recuerda, sonriendo, Nieto. “El Tecla Mendaro era pura pasión y Bruno la calma.”

“Ambos me enseñaron a ser rugbier,” dice.

Las principales enseñanzas fueron fuera del campo de juego. A un asado del equipo en la semana de la final fueron invitados los entrenadores de Chile.

“Siempre que me los cruzo, tenemos una gran relación, como con varios chicos de ese equipo chileno,” agrega Gaminara, que reconoce que “no era ser campeones del mundo, porque había una primera división jugando en Gales. Nos unimos al Championship el año siguiente en Japón. Fue importante para una generación entender que el trabajo rendía frutos.”

En pocas semanas, Diego Magno fue convocado a la Nations Cup in Rumania, muchos viajaron al Championship en Japón en 2009 y de a poco se fueron sumando al seleccionado adulto otros jugadores que dejaron una gran huella en Los Teros.

“Muchas cosas fueron cambiando en el rugby uruguayo para que crezca; ese primer paso en Chile fue importante,” sentencia Gaminara.