Desde que Barb Bond y Mary Sullivan fueron las dos primeras capitanas en levantar el trofeo de Rugby World Cup, en Cardiff en 1991, el torneo se ha convertido en el pináculo del rugby femenino.

Desde entonces, cinco otras capitanas han enfrentado el dilema de como celebrar el momento de recibir el trofeo. Farah Palmer, que tuvo ese honor en tres RWCs consecutivas, es hoy miembro del World Rugby Hall of Fame.

Escuchamos las historias de las líderes. 

Barb Bond, USA 1991

Barb Bond tuvo un rol clave en el mundial obtenido por Estados Unidos, apoyando el único try en la victoria 7 a 0 ante Nueva Zelanda en semifinales.

Pero, el entrenador Kevin O’Brien optó por sentar a Bond entre las suplentes para la final, prefiriendo una tercera línea con Claire Godwin, Morgan Whitehead y Kathy Flores.

“Por supuesto fue doloroso, pero a decisión tomada, hubo que aguantarse," dijo Bond.

La octavo debió ver desde el costado como en el Cardiff Arms Park, dos tries en el segundo tiempo de Godwin le daban el triunfo en el primer Mundial a su país, 19-6 ante Inglaterra. 

No obstante, Bond estuvo junto a Mary Sullivan, capitana en la final, levantando el trofeo.

“Siendo una nerd del rugby, quería estar ahí levantando el trofeo," recuerda Bond.

“Estaba muy consciente del momento histórico que era y que teníamos que estar a la altura."

“Estaba realmente muy orgullosa. Sentía que estábamos en camino a algo, que este no sería nuestro único título, si no el primero."

Karen Almond, Inglaterra 1994

El dolor de 1991 sirvió como motivación tres años mas tarde, en Escocia, donde Almond volvió a ser la capitana y apertura de las Red Roses que le ganaron a Escocia, Rusia, Canadá y Francia de camino a la final con EEUU.

“Teníamos la confianza de tener un plan de juego para derrotar a Estados Unidos; todo depende de como juegas en el día," dijo.

Inglaterra estuvo en su mejor nivel en la final en Raeburn Place, vengando lo de Cardiff y ganando por 38 a 23, siendo Almond la primera persona de Inglaterra en tomar un trofeo de RWC.

“Increíble. Difícil de describir algo tan grande," agrega Almond.

“Cuando NZ ganó en 2010 en Inglaterra recuerdo pensar, entre los fuegos artificiales y la enorme cantidad de gente, que era la misma sensación que cuando nosotros recibimos el trofeo. No había podio, solo pasamos entre algo de gente para recibir el trofeo. Distintas formas pero exactamente misma sensación."

Farah Palmer, Nueva Zelanda 1998

Ausentes en 1994, Nueva Zelanda viajó a Amsterdam buscando vengar aquella derrota ante Estados Unidos en la primera RWC.

“Queríamos vengar ese partido del '91," comentó la capitana Farah Palmer. "Siempre estuvimos muy motivadas a tratar de ganar; teníamos esa mentalidad." 

Palmer tenía solo dos años en las Black Ferns cuando llegó RWC 1998, sorprendiéndose al ser invitada a ser capitana. Fue una decisión acertada, ya que su equipo derrotó a Alemania, Escocia, España e Inglaterra para llegar a la final ante su némesis, Estados Unidos.

Con cuatro tries de Vanessa Cootes, las neozelandesas fueron muy superiores, apoyando ocho veces y ganando la final por 44 a 12.

“Recuerdo recibir la copa y preguntarme 'qué hago con esto ahora?'" admite Palmer.

“La besé, algo que la cámara adoró ya que hay varias fotos de ese momento. Todas pensábamos: 'está pasando esto?'"

“Fue fabuloso y mi vida cambió por lo que estoy muy agradecida. Cada tanto siento que esto es mas grande que yo."

Farah Palmer, Nueva Zelanda 2002

Con Palmer nuevamente al frente en 2002, las defensores derrotaron a Alemania, Australia y France en la primera de tres finales ante Inglaterra.

Tries de Monique Hirovanaa y Cheryl Waaka ayudaron en el triunfo 19-9 en el estadio olímpico de Barcelona, siendo el primer equipo femenino en defender el título.

“En 2002 éramos las favoritas y había mucha presión; sabíamos que sería tan intenso como fue," dijo Palmer. "Hubo momentos en que nos preguntamos si podríamos conseguirlo, si podríamos hacerlo."

“En el micro tuvo que pedir que me presten música porque sentí que me estaba agarrando un ataque de pánico."

Al finalizar, “la sensación fue de real satisfacción por lo parejo que fue el encuentro.”

Palmer además recuerda: “Fue muy lindo tener a mi madre allí, en su primer viaje fuera de Nueva Zelanda."

Farah Palmer, Nueva Zelanda 2006

En su triunfo en la final de RWC 2002 en Barcelona por 10 puntos, Palmer y su equipo sintió que no se les podía escapar.

No fue lo mismo en Edmonton, Canadá cuatro años más tarde cuando la victoria ante Inglaterra se selló con el tiempo concluido con el try de Amiria Rule.

“En el 2006 teníamos la sensación que se nos podía ir,” dijo Palmer. “Fueron momento en que pensaba, ' será el partido que perdamos?'"

“Estaba en el fondo de un ruck cuando Amiria corría en la otra punta del campo, chocando a la fullback y apoyando; fue muy satisfactorio porque sabía que ese sería mi último partido para las Black Ferns."

Así, Palmer se retiró del rugby internacional en el Commonwealth Stadium invicta en partidos de RWC.

“Quería terminar bien, todas queremos lo mismo, pero este fue un cierre soñado a mi carrera con la casaca negra," agregó.

“Terminé agotada; había podido preservarme un año más, dejando cosas de mi vida de lado y sentía que ya no tenía más nada para darle al equipo."

Melissa Ruscoe, Nueva Zelanda 2010

Melissa Ruscoe, una ex jugadora internacional de fútbol, convertida en tercera línea de las Black Ferns, fue elegida capitana.

Nuevamente, las anfitrionas fueron un duro rival en un lleno Stoop de Londres; el griterío de sus simpatizantes terminó siendo empuje para las campeonas.

“Recuerdo el Haka antes de los himnos y como cantaron el ‘Swing Low, Sweet Chariot,” dijo Ruscoe.

“Hacer el Haka tiene un enorme significado y nos enorgullece; que canten sobre esto nos empujó a dar un poco más."

No fue sencillo y Ruscoe fue una de tres neozelandesas que fueron al sin bin, aunque el try de Kelly Brazier en el primer tiempo ayudó a despedir a la capitana con un triunfo.

“Poder levantar el trofeo habiendo hecho historia como parte de un equipo especial, trabajar para mantener el legado de las Black Ferns fue algo muy lindo," explicó Ruscoe.

“Tener el apoyo de ese equipo, de ese staff y de la familia fue fantástico. Levantar el trofeo y compartirlo con las jugadoras que empezaban y las que empezaban su carrera...fue fantástico."

“Es increíble pensar sobre eso, que eres y siempre serás campeona del mundo. Es fabuloso!" 

Katy Daley-Mclean, Inglaterra 2014

El dolor inglés tuvo un cierre en París, en 2014. Canadá que había empatado con las Red Roses 13 a 13 en la fase de grupos, esperaba en la final.

Danielle Waterman y Emily Scarratt apoyaron tries en ambos tiempos, mientras que Scarratt aportó once puntos con el pie para sellar el 21 a 9 que valió el segundo título inglés.

El try de Scarratt a siete minutos del final, sellando el triunfo, le dió tiempo a la capitana Katy Daley-Mclean la oportunidad de acostumbrarse a la sensación de ser campeona del mundo.

“Esos últimos tres, cuatro minutos, fueron la oportunidad real para disfrutar y pensar que lo habíamos conseguido," dijo.

“Fue el triunfo de un equipo, de un staff. De toda Inglaterra, de todas las mujeres que nos precedieron perdiendo en finales de RWC por tan poco y no habían podido levantar el trofeo.

“Eso para mí fue muy, muy especial poder dedicarles el triunfo."

Mclean conocía esa sensación, habiendo sido suplente en Canadá en 2006 y jugado en la final ante Nueva Zelanda en 2010.

“Fue increíble. La sensación más fuerte fue la de alivio junto a una enorme sensación de orgullo," agregó Daley-Mclean.

Fiao’o Faamausili, Nueva Zelanda 2017

Tras perder la chance en RWC 2014 al caer con Irlanda, Nueva Zelanda llegó a la isla Esmeralda tres años más tarde con la determinación de ser campeonas del mundo por quinta vez.

La capitana Fiao’o Faamausili no dejó que la presión le gane previo a la final en Belfast, nuevamente ante Inglaterra.

“Como capitana estaba tranquila, con muchas ganas," dice del torneo en el que se convirtió en la primera neozelandesa en jugar 50 caps para su país. “El plan de juego funcionó, ganamos todos los partidos previos a la final así que estaba en un buen lugar."

Si bien Inglaterra terminó el primer tiempo en el Kingspan Stadium liderando 17 a 10, ese convencimiento en el plan de juego hizo que nadie en el vestuario de las Black Ferns entrara en pánico.

Confiando en sus fortalezas, Nueva Zelanda apoyó cinco tries en los últimos cuarenta minutos para ganar su quinto título con un triunfo por 42 a 31.

Faamausili dijo: “Ya había ganado un Mundial pero la sensación de recibirla junto a tus compañeras y todos los que trabajaron para estar ahí, sobre todo las chicas en casa que no pudieron venir y los que ya conocen esa sensación, es indescriptible."

“Es difícil de explicar; hemos trabajado tanto para lograrlo que uno a veces piensa que no podrá conseguirlo."