TOKIO, 1 de noviembre – Mientras todos aguardan al gran cierre del torneo, el partido por el tercer y el cuarto puesto se desarrolló con un guion confeccionado para los All Blacks. Un traje a medida del Emperador.

Valga la metáfora, porque el encuentro en el Tokyo Stadium estuvo presidido por el Emperador Emérito Akihito y la Emperatriz Emérita Michiko quienes, junto a 48.842 espectadores, disfrutaron de la mejor manera posible, de la despedida de media docena de estrellas neozelandesas en la victoria de los All Blacks ante Gales por 40-17, en un partido vibrante y emocionante a partes iguales.

Inspirados por Ben Smith, que recordó en su último partido por qué ha sido uno de los mejores backs del mundo, y liderados notablemente por Kieran Read, también en su último servicio con la camiseta negra, Nueva Zelanda convirtió el dolor de la derrota en semifinales contra Inglaterra en un festival de seis tries.

Fue una noche de emociones con los dos equipos diciendo adiós a sus entrenadores. Los neozelandeses Warren Gatland y Steve Hansen, dejaron atrás, respectivamente, sus etapas al frente de Gales y de los All Blacks. Tras el pitazo final, ambos equipos disfrutaron sobre la cancha de las celebraciones y despedidas con sus familias.

Fue un partido divertido, abierto, con dos equipos atrevidos. Más allá del resultado, Hansen, que logró su 93ª victoria en 107 tests, afirmó que “el deporte es más grande que todos nosotros. Si sales a jugar como lo hizo Gales, podremos interesar a más y más gente e ilusionarla”.

Eso es lo que los All Blacks hicieron una última vez bajo su atractivo estilo de juego. Era la oportunidad que tenían para recuperar el brillo perdido hace seis días gracias a las dos anotaciones de Ben Smith y con Joe Moody, Beuden Barrett, Ryan Crotty y Richie Mo’unga sumándose a la fiesta de tries.

Todos los que vivieron su último día de negro brillaron, pero ninguno más que Ben Smith, quien en su 84º test dejó la pregunta incontestable de si debería haber tenido más minutos de juego para demostrar su talento durante el torneo. Su primer try, esquivando a cuatro defensores, estuvo a la altura de cualquiera de sus 39 anteriores como All Black. Anotó un segundo escapándose por la punta derecha y quedó a un paso de conseguir el hat-trick luego de que un pass forward evitara el tercero.

Crotty se zambulló en el ingoal a pocos minutos de comenzar la segunda parte en un canto de cisne que tuvo también como protagonista a Sonny Bill Williams. Quién si no iba a asistir con un pase tras el contacto. Williams también jugó su último partido antes de su próxima aventura deportiva de la manera que solo él puede hacerlo: con recepciones a una mano y espectaculares y efectivos offloads.

Junto a ellos se destacó, Kieran Read, el capitán, cuyas emotivas palabras durante la semana acerca de los All Blacks emocionaron a sus compatriotas y prepararon a sus compañeros para prepararse de nuevo para el partido.

Read estuvo excelente como siempre en su partido 127, desde el momento que decidió cómo se iba a jugar el encuentro, a los pocos minutos de arrancar el partido, iniciando una jugada que culminaron entre Retallick y Moody que hizo un try excelso para un pilar

“Esta camisera significa mucho”, afirmó luego de que sus tres niños se le unieran en el saludo al público. “Para mí, el objetivo es tratar de dejarla en un mejor lugar que cuando la encontraste y ese ha sido mi intención durante toda mi carrera. Ojalá lo haya conseguido".

Por supuesto, Read tuvo un antagonista en Alun Wyn Jones que, en la noche en la que jugó su test 143 y se convirtió en el segundo jugador con más caps de todos los tiempos, realizó un esfuerzo tremendo junto con sus compañeros.

Aunque Jones continuará jugando, la pregunta de hasta cuándo vestirá la camiseta de Gales sigue abierta. “Volveré, dejemos reposar, veré a la familia y seguiremos desde ahí”.  

Su equipo fue superado desde el comienzo elevando la cifra de tries concedidos por su frágil defensa durante el torneo a 19. Al contrario, con todo su espíritu estaban preparados para pasar la pelota sin complejos en un parido de alto ritmo que contó con 34 descargas y 299 carreras.

Por último, Gatland admitió que el partido estaba “demasiado lejos” para sus jugadores quienes, para continuar con la plaga de lesiones que les ha asolado durante los últimos meses y la RWC 2019, vieron como Rhys Patchell también tenía que salir del campo con un hombro dañado.

El try en la primera parte de Hallam Amos y el segundo de Josh Adams, con el que el wing elevó su cuenta anotadora a siete, fueron magra recompensa a su esfuerzo hasta el final y un homenaje a Gatland. 

“Restauramos el respeto de Gales como equipo internacional”, afirmó el hombre que regresa a Nueva Zelanda para entrenar a Chiefs tras su triunfante periplo de 12 años con los Dragones.

“Tras lo que conseguimos me rompería el corazón si Gales volviera a pasar por una mala racha. Quiero que ver a los chicos que sigan siendo lo más exitosos que puedan”.

En cuanto a Hansen, fue preguntado acerca de si la era dorada de los All Blacks se volverá a repetir en el rugby que viene. “Espero que se repita, espero que este equipo lo repita.

 

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