TOKYO, 30 Oct - Rassie Erasmus no realizó juegos mentales. ¿Cuál sería el punto de ello? Revelando un potencial pequeño cambio para los 23 de la final del sábado contra Inglaterra, el entrenador de los Springboks fue tan directo fuera de la cancha como sus jugadores lo son dentro de ella.

Jugar un bate directo, como apreciaría su contraparte Eddie Jones, fanático del cricket. Un periodista británico, quizá más acostumbrado a las maquinaciones de Jones, preguntó si estaba tratando de hacer una jugada rápida a Inglaterra. “No, no estoy fingiendo", replicó Erasmus.

"Probablemente sean los mismos 23, siendo Cheslin Kolbe el único que pueda ingresar a los 23 del día de partido", aseguró. 

Al confirmar al wing, que se ha recuperado de una lesión en un tobillo que lo marginó de la victoria en la semifinal ante Gales, Erasmus dijo que la brevedad de los seis días de recuperación no le permitirían hacer cambios en el equipo o en sus tácticas. "La gran cuestión es que tengo 160 minutos de entrenamiento y seis días hasta la final, por lo que no hay mucho que podamos cambiar en dos entrenamientos. Entonces no va a cambiar mucho. Creo que el sábado puedes esperar ver mucho de lo mismo”, reconoció.

“Si hubiesen sido siete u ocho días de diferencia, entonces probablemente hubiese cambiado algunas cosas. Puedes llegar a hacer uno o dos cambios en la formación inicial, pero no hay mucho que puedas modificar en tus tácticas en solamente seis días”, afirmó.

Erasmus, de 47 años, que jugó 36 tests para Sudáfrica pero que nunca había sido entrenador en una Rugby World Cup, admitió que "la presión existe". Bajo su mirada, los Boks progresaron desde un 50 por ciento de efectividad en el 2018 al título en el Rugby Championship de este año, y están ahora a un solo partido del tercer título en la Webb Ellis Cup.

South Africa head coach Rassie Erasmus has accepted criticism of his Springboks’ unattractive, attritional style of play while admitting that the side needs to improve ahead of this weekend’s Rugby World Cup final with England.

Pero su estilo de rugby no siempre ha sido estéticamente agradable para los fans, la dependencia de las patadas y una defensa enjambrada, lo sitúan como un equipo aburrido. Pero ello no perturba a Erasmus. “Si uno entiende que estábamos viniendo de ser seis, siete, u ocho del mundo y tenemos algunos desafíos. Uno de ellos era redimirnos y volver a ser una potencia del mundo del rugby e intentar ser números uno o dos”, explicó.

"Haciendo eso, necesitamos construir algunos bloques en su lugar. Hemos seguido una cierta ruta y jugado acorde a las estadísticas, en base a cómo el juego está siendo arbitrado en este momento, y lo que te da buenos resultados en el corto plazo y en el marcador. Claramente aceptamos que hay algunas cosas del juego en las que tenemos que mejorar y lo tomamos”, dijo.

“Pero sentimos que nos hemos puesto en una posición para ganar quizás la Copa Mundial y estamos en la final. Sí, aceptamos las críticas, pero también estamos felices de estar en esta posición de competir en una final de RWC, que es donde queríamos estar”, cerró.

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