TOKIO, 28 Oct – La primera decisión que Rassie Erasmus tomó cuando fue nombrado como entrenador de Sudáfrica a comienzos de 2018 fue la de convocar a su mano derecha para que lo acompañe en su travesía, el entrenador de defensa, Jacques Nienaber.

Como él mismo confirma, el trabajo de Erasmus se trataba de devolverle credibilidad a la marca de los Springboks, que habían sufrido una serie de derrotas a lo largo de 2016 y 2017. Tomó posesión del cargo apenas un mes después de la paliza recibida ante Nueva Zelanda por 57-0 y de una notoria caída frente a Irlanda 38-3.

“En los últimos años hemos estado bajo la presión de redimirnos”, dijo Erasmus. “Durante el 2016 y el 2017, prácticamente cada equipo contra el que jugamos nos ganó. Cuando nos juntamos en 2018 intentamos ganarnos de nuevo el respeto”.

Erasmus giró la cabeza hacia su viejo amigo Nienaber. La pareja tiene una larga relación que se remonta a sus días en el Ejército y luego como colegas a lo largo del rugby profesional alrededor del mundo, desde los Free State Cheetahs hasta Munster. Su principal tarea era una: arreglar la floja defensa de los Springboks y transformarla en una que pudiera controlar a los mejores ataques del mundo, y solamente tenía 18 meses para lograrlo.

En los meses que siguieron, la transformación ha sido notable. Mientras otros equipos han puesto sus esfuerzos en agregarle ideas a su ataque, Sudáfrica se ha enfocado en convertirse en uno de los mejores equipos del rugby mundial. Su juego se basa enormemente en un poderoso pack que gana la línea de ventaja, que está determinado a vencer en los choques tanto defensivos como ofensivos, y que también domina las formaciones fijas.

Y ese trabajo se ha pagado con creces. Para ilustrar la diferencia que Nienaber ha logrado en el equipo, en 2016 los Springboks permitieron 329 puntos en 12 meses, terminando con un promedio de poco más de 27 puntos por partido. Hasta el momento en 2019, han concedido 126 puntos en 11 tests, bajando ese promedio a apenas por encima de 11 puntos por partido, el mejor promedio de cualquier otro equipo en la Rugby World Cup.

En efecto, la lista con los equipos que menos puntos han concedido a lo largo de los tests en 2019 deja en claro que el viejo dicho permanece vigente: 'las defensas ganan campeonatos'.

Los primeros cuatro equipos de esa lista son Sudáfrica, Inglaterra, Nueva Zelanda y Gales, los semifinalistas de Japón 2019. Sudáfrica e Inglaterra, los finalistas, son los primeros dos.

Si bien bajo la conducción de Eddie Jones Inglaterra siempre ha tenido una potencia considerable a la hora de atacar, la introducción de algunos esquemas defensivos claves han cambiado su suerte en el último año y miedo.

Durante el Seis Naciones 2018, en el cual Inglaterra quedó en 5ta posición tras perder frente a Escocia, Francia e Irlanda, ni Jamie George, Kyle Sinckler, Tom Curry y Sam Underhill eran parte del equipo. En el último año, fue Curry quien ha demostrado ser indispensable, mientras que Underhill ha sido uno de los jugadores destacados de esta Rugby World Cup.

Fue precisamente luego de esa decepcionante actuación en el Seis Naciones que Jones designó a John Mitchell, ex entrenador de los All Blacks, como entrenador de defensa, un rol que ha hecho tan bien que logró que le extendieran su contrato.

La introducción gradual del cuarteto mencionado anteriormente ha resultado ser determinante para el XV de la Rosa, un equipo que ahora es muy difícil de quebrar. En lo que va del 2019, han concedido apenas un promedio de 13.6 puntos por partido, cuando en 2018 fueron cerca de 19 y de 17 puntos en 2017.

Esas pequeñas mejoras han hecho toda la diferencia a la hora de transformar a estos dos equipos en firmes candidatos a coronar el trabajo realizado en las últimas seis semanas.

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