YOKOHAMA, 27 de octubre - Iban 75 minutos del partido, con el resultado igualado, pero Sudáfrica depositaba todas sus esperanzas de meterse en la final de la RWC 2019 en los hombros o mejor dicho en el pie derecho de su apertura, Handré Pollard.

El jugador de 25 años venía con puntaje ideal en los envíos a los postes, con cuatro intentos (una conversión y tres penales) en un partido que a falta de cinco minutos estaba 16 a 16 en la segunda llave de semifinales disputada el domingo, en el International Stadium Yokohama.

Seguramente Pollard sintió toda esa presión lógica a la hora de patear ese penal clave, teniendo en cuenta que había llegado a este partido con un promedio en el torneo del 63 por ciento en cuanto a los kicks a los palos en el torneo. Los mejores pateadores del mundo generalmente tienen al menos un 80 por ciento de efectividad.

Probablemente haya sido la ejecución más compleja de la noche en una posición que delimitaba un tee cerca de la línea de 10 metros galesa, a 44 metros de los postes con un ángulo sumamente cerrado desde el costado izquierdo. Pero Pollard dio un paso firme y elegante hacia adelante, soltando la pierna derecha con un remate fluido, que hizo que la ovalada se metiera por el centros de los palos y así mantener su porcentaje perfecto en el partido.

Sus 14 tantos ante el XV del Dragón (5/5 con una conversión y cuatro penales) le permitió ser elegido como el Jugador del Partido.

Fue un magnífico kick ganador y lleno de esfuerzo que le terminó dando a los Boks ese envión y la ventaja para disputar la final de la Rugby World Cup 2019 el próximo sábado.

"Uno trata de abstraerse de la situación y de los factores externos, pero por supuesto que se siente la presión", confesó Pollard.

A lo que agregó que "por eso es que entrenamos tan duro, uno se prepara para ser protagonista en este tipo de contextos y nos mentalizamos para afrontar este tipo de escenarios una y otra vez".

Además de sus patadas ganadoras, Pollard tuvo una conducción impecable del equipo, con aplomo, y haciendo retroceder a Gales con sus kicks ejecutados bien al fondo.

Pollard fue también una amenaza constante con la pelota en sus manos intentando penetrar a la defensa galesa con sus 1,88 metros de altura.

Ahora ya empieza a soñar despierto con anhelar alcanzar la gloria en una RWC y quiere emular una conquista que obtuvo en el seleccionado junior (cuando todavía estaba en el colegio) jugando de apertura, en el título que consiguieron en el World Rugby Under-20 Championship disputado en su Ciudad del Cabo natal.

"Inglaterra estuvo brillante. Son realmente intensos en el aspecto físico, elevaron ese nivel un escalón más. Nuestros muchachos están afilados y listos para eso", expresó en número 10.

"Vamos a entrenar, pero uno no puede cambiar mucho a esta altura del torneo. Por lo que vamos a recuperarnos bien y el sábado tenemos que ser más clínicos".

RNS am/ns/me/jg