TOKIO, 23 de octubre – Inglaterra se prepara para enfrentar a los All Blacks con el deseo de levantar la Web Ellis Cup por primera vez en 16 años, pero la victoria dependerá de que cada jugador de camiseta blanca confíe en que este es su momento de gloria, su destino. Deben convencerse a ellos mismos que, el sábado en Yokohama, Inglaterra por fin pondrá fin a su racha de seis partidos sin vencer a los All Blacks y alcanzarán su primera final de RWC desde Francia 2007.

La convicción lo es todo y Phil Vickery, campeón mundial en 2003, dice que el momento en que tomó consciencia de que Inglaterra podía ganar el trofeo llegó contra Nueva Zelanda en Wellington, cinco meses antes de su famosa victoria en Sidney.

Dos jugadores ingleses habían recibido tarjeta amarilla, dejando el scrum de Inglaterra seis contra ocho. De alguna forma, Inglaterra aguantó a los All Blacks.  

Johnny Wilkinson fue fundamental para lograr la victoria 15-13, anotando cuatro penales y un drop. Pero fueron los forwards del equipo quienes frenaron a los poderosos All Blacks, incluyendo el suplente Phil Vickery, quien recientemente se había recuperado de una cirugía en la espalda.

Una semana más tarde, el equipo de Clive Woodward venció a Australia, equipo que en ese momento entrenaba Eddie Jones. Vickery no necesitó de más credenciales para convencerse de la capacidad de Inglaterra.

Primero, fue ese partido en Wellington. Los recuerdos se han mantenido frescos en la memoria de Vickery, quien también estuvo en la final de Inglaterra en 2007, cuando perdieron 15-6 ante Sudáfrica.

Vickery, de 43 años, fue arrojado a la vorágine, luego de que Jason Leonard se retirara por conmoción cerebral, y tanto Lawrence Dallaglio y Neil Back estuvieran fuera del campo por recibir tarjeta amarilla. Inglaterra lo necesitaba en ese momento crítico, en la posición de pilar derecho.  

El pilar, apodado como “Toro Furioso”, recordó: “Tengo tres recuerdos principales de ese partido: primero esos scrums de seis jugadores casi en el ingoal de Inglaterra, y pensar, justo antes de formar, 'Por la Reina y por el país'. Si vas a hacerlo, entonces es mejor que sea ahora”.

“El segundo se trata de Justin Marshall, el medio scrum de los All Black y uno de mis héroes, cortándose en soledad y frenando en seco cuando se desgarró su isquiotibial con toda la línea de backs haciéndole señas. Luego pensé, ‘esto está destinado a pasar’. 

"Después de ese partido, Jonno (el capitán, Martin Johnson) diciéndole al referee que no muchos hubieran tenido el coraje de sacarle tarjeta amarilla a dos jugadores. Lo decía en serio”. 

"Nunca mire clips de esos scrums. Tengo que tener cuidado porque me trae de vuelta todas esas emociones que siempre trato de esconder. Me estaba recuperando de una de mis operaciones en la espalda y antes de ese test había jugado un partido amistoso contra Nueva Zelanda Maori y esa fue una gran victoria (23-9). En 2002 habíamos vencido a los All Blacks en Twickenham (31-28) y cuando llegamos a Wellington éramos número 1 en el ranking”.

"Que Jason fuera titular ese partido fue la decisión correcta, yo había estado lesionado. Luego, ya en el partido, pateé la pelota y recuerdo a Jonno gritándome 'no lo hagas', pero salió al touch y su segundo grito fue '¡bien hecho! '"

Siete días más tarde, en Melbourne, Vickery y compañía salieron al campo de juego para jugar contra Australia, entrenados por Jones. El actual entrenador de Inglaterra, había dicho que el equipo de Woodward no anotaba tries y que estaban viejos.

Vickery, quien fue titular en la victoria 24-15, dijo: “Antes de ese partido contra Australia el recuerdo que tenía era el de haber perdido el segundo tests con los British and Irish Lions ante los Wallabies en ese mismo estadio en 2001. Por lo que pensé, 'bueno, realmente voy a intentarlo en este', pero todavía me acuerdo de leer mal una jugada en defensa y que Wendell Sailor marcara un try. 

"Estaba muy enfadado y pensaba 'qué estúpido idiota'. Estaba muy enojado porque era mi trabajo, y por un pequeño momento de desconcentración, fue mi culpa”.

"Manejamos un line out en el partido por algo así como 60 metros y realmente saboreé ese momento. Lo que nos dieron esas victorias fue la confianza de que podríamos ganarle a cualquiera y en cualquier lado”.

 

"Esa actuación en Melbourne probablemente fue nuestra mejor de 2003. Cuando llegamos a la Copa Mundial más tarde ese mismo año, no jugamos particularmente bien. Más allá de eso, sabíamos que habíamos vencido a todos y que se trataba de poder ejecutar las cosas, e hicimos lo suficiente para ganar la Copa Mundial con un pateador zurdo que metió un drop en tiempo extra”.

Por estos días, Vickery dirige su compañía de indumentaria, Raging Bull, y es embajador de The Prince of Wales Trust y patrono de The Country Food Trust Charity, que produce comida y la dona a personas necesitadas con el objetivo de alimentar a más de un millón de personas en los próximos cinco años en Gran Bretaña.

La comida juega un papel predominante en su vida y en su cuenta de Twitter declara que es un 'ganador de una Copa Mundial, campeón de MasterChef'. 

Vickery ganó el Celebrity MasterChef en 2011, y aunque dijo que estaba “absolutamente atónito” por su victoria, los jueces quedaron impresionados con sus platos de entrada de escalopes, seguido por un filete de cordero con papas fondant y de postre un pan de naranja y chocolate con un pudín de crema y manteca.

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