TOKIO, 18 de octubre – No fue casualidad que Nueva Zelanda ganase las últimas dos RWC. Lo hicieron a través de su evolución constante, innovando en el juego y siendo los mejores a la hora de resolver problemas.

Y parece que en 2019 continúan encontrando soluciones inteligentes, aunque el problema que deben solucionar en esta ocasión es uno que cualquier equipo simplemente amaría tener.

La cuestión de Nueva Zelanda es que tienen a Richie Mo'unga y Beauden Barrett. Ambos son extraordinarios aperturas y los dos le aportan al equipo diferentes beneficios. Pero ¿quién debe quedarse con la camiseta número 10?

La respuesta de los All Blacks fue simple: encontrarle otra camiseta a alguno de los dos y que ambos estén en el equipo. Mo’unga usará la 10 mientras que Barrett estará como fullback.

No son el primer equipo en torcer la tradicional estructura en el armado de una línea de backs, la cual generalmente se ve así.

10. Creativo y buen pateador. Defensivamente medido.
12. Un jugador que siempre pone la pelota adelante de la línea de ventaja. Defensivamente es sólido como una roca.
13. Rápido para aprovechar los espacios que el primer centro genera. La defensa no es tan importante para él.
15. Puede lidiar con las pelotas aéreas y contra-atacar a partir de ellas. Tacklea todo lo que se le acerca.

De un modo cada vez mayor, los equipos han estado buscando diferentes combinaciones para mejorar su ataque y defensa.

¿Por qué tu número 12 debe ser solamente un ball carrier? ¿Qué te frena de tener dos aperturas en tu equipo? ¿Por qué tu número 10 debe ser bueno en el tackle? Solamente muévelo a otro lado en defensa y pon en su lugar a un mejor tackleador.

Australia supo mover a Bernard Foley al frente del line out y poner al hooker Stephen Moore como 10 para defender este tipo de formaciones. Los equipos pueden ser creativos a la hora de pararse en la cancha.

Inglaterra lo ha hecho en el pasado y también en esta RWC 2019, con Owen Farrell jugando como 12 y George Ford como 10, dándoles la opción de tener dos creadores de juego, y con Elliot Daly detrás de ellos en la posición de fullback, una tercera opción a la hora de patear.

Pero probablemente nadie haya sido tan exitoso como Nueva Zelanda a la hora de crear un ambiente en el cual sus dos conductores estrella puedan florecer.

Un ejemplo claro de cómo el eje Mo’unga-Barrett opera es el try de George Bridge ante Sudáfrica. Mo’unga es quien comienza la jugada con su perfectamente ejecutado cross kick. Una vez que tacklean a Ardie Savea, Nueva Zelanda se re-posiciona para atacar nuevamente por el lado abierto de la cancha. Pieter-Steph du Toit sube rápidamente una vez que la pelota se pone en juego y eso hace que la defensa de Sudáfrica se parta en dos. Mo’unga no puede hacer mucho porque está cerca del ruck y hay muchos defensores a su alrededor, pero Barrett sí tiene más espacio. Tiene tres opciones: correr con la pelota, pasarla, o pateársela a Dane Coles que espera en la punta. El beneficio de tener un segundo apertura dentro del campo de juego es que él es capaz de de identificar esas tres opciones y elegir la correcta.

Puede ser muy fácil para un equipo perder la compostura cuando el apertura es tackleado o se encuentra involucrado en un ruck. El apertura dicta lo que los jugadores a su alrededor deben hacer. Cuando él no está, entonces esos jugadores solamente pueden limitarse a correr con la pelota e ignorar las opciones que tienen.

Nueva Zelanda no tiene ese problema. Si Mo'unga está fuera de acción, Barrett puede ocupar ese lugar y darle la estructura al equipo. Barrett y Mo'unga se combinan para colocar a los All Blacks en la posición de ataque ideal, directamente en el medio del campo de juego. Mo'unga se encuentra atrapado al fondo del ruck, pero Barrett reconoce que hay espacio frente a él. Puede que no sea el único jugador en haber visto esa oportunidad, pero sí que es el que más habilidades tiene para patear esa pelota.

Contra Escocia, Irlanda mostró que podían frenar a Finn Russell con la implacable velocidad de su línea. La lógica era simple, desactivar a su jugar clave sacandole el tiempo con la pelota en sus manos y entonces el resto del equipo quedará inmovilizado.

Esa lógica no funciona cuando tienes a un rival con dos conductores. ¿Subes rápido hacia uno y le das tiempo para pensar al otro? ¿Ahogas a ambos al mismo tiempo y muestras tus cartas desde el principio del partido? ¿Le das el espacio a ambos y diseñas un plan distinto?

Andy Farrell, el entrenador de defensa de Irlanda, deberá encontrarle respuestas a esas preguntas.

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