FUKUOKA, 25 de septiembre – Enseñar, teclear, cuidar del ganado o lavar establos, eran las rutinas de los jugadores de Norteamérica durante las pasadas Copas Mundiales de Rugby además de entrenar su pase, su juego al pie y el tackle. Los que antes eran, mayormente, equipos amateur en Canadá y Estados Unidos, han cambiado durante el último ciclo mundialista y esos profesores, contadores y granjeros comparten vestuario con jugadores profesionales a tiempo completo.

Así, mientras unos continúan cuadrando horarios para sacar tiempo para entrenar, otros se han beneficiado del lanzamiento de la Major League Rugby (MLR) , hace dos temporadas.

“Es una luz al final del túnel”, afirma el entrenador de Canadá Kingsley Jones: “Lo más importante para estos chicos es tener oportunidades y no creo que, desgraciadamente, (en el pasado) tuvieran suficientes”, agregó.

En la RWC 2019 hay jugadores de la MLR en tres selecciones: EE.UU., Canadá y Uruguay. Los dos países con más representantes de la competición, Canadá y EE.UU., debutan el jueves frente Italia e Inglaterra, respectivamente.

Lo que comenzó como una liga de siete equipos el próximo febrero está previsto que aumente a 12. “El crecimiento que he visto en el equipo desde la pasada Rugby World Cup ha sido enorme”, destacó el segunda línea de EE.UU., Greg Peterson.

“La MLR ha hecho un trabajo increíble. Para aquellos que estábamos acostumbrados a jugar competiciones de club desorganizadas, una competición por encima de ellas, está llevando a los mejores jugadores del país a esos equipos”.  

“Diez miembros del equipo de EE.UU. y once de Canadá juegan en la MLR. Cinco de los canucks lo hacen para el equipo de Toronto Arrrows, que arrancó en la temporada 2019 y ha llegado a juntar a 3.000 espectadores en su estadio.

Los jugadores de la nueva competición comienzan la pretemporada en diciembre y finalizan la temporada regular en mayo con la disputa de las eliminatorias para el título el mes siguiente. Mientras que sigue habiendo jugadores semi amateur en ambos conjuntos, los que militan en clubes de la MLR, pueden concentrarse la mayoría del tiempo en su juego.

“Durante los ocho meses que estás con tu equipo no hace falta tener otro otro trabajo”, destaca el hooker canadiense Eric Howard, que hace tres años limpiaba establos de caballos antes de convertirse en capitán de New Orleans Gold.

“Simplemente te concentras en el rugby. Ha sido enorme para mí como jugador”, advierte. Las horas extras en el gimnasio y mejores entrenamientos también ayudaron, añade.

“Desde donde venimos a donde estamos ahora, los chicos son diez veces más profesionales, diez veces más habilidosos y diez veces más entrenados”, recalcó el hooker. Su compañero en el scrum, el pilar Djustice Sears-Duru, que defiende la camiseta de Seattle Seawolves coincide en que este año, el nivel de los chicos es mayor por el hecho de "jugar todas las semanas”.

Brock Smith, también jugador de Toronto Arrows, destaca lo que los jugadores profesionales de Norteamérica pueden mostrar en esta RWC.

“Solíamos ser chicos normales que trabajábamos de nueve a cinco y jugábamos algo de rugby los fines de semana, nos despertábamos por la mañana, entrenábamos, íbamos al gimnasio y hacíamos todo lo necesario para estar preparados”, afirma. “Tener una estructura profesional significa que uno se puede enfocar en el rugby más de lo que lo hacíamos en el pasado”, alineándose con la opinión mayoritaria.

“No sería descabellado ver una Copa Mundial de Rugby organizada en Norteamérica. Es una de esas cosas que en unos años no sería inconcebible. Ahora que hay una liga profesional, podría ser una realidad”.


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