El foco del rugby juvenil internacional estará puesto este año en el Sudamérica, ya que los vecinos países de Brasil y Argentina organizarán el World Rugby Trophy y el Championship respectivamente.

Si bien Argentina ha sido sede de una serie de torneos internacionales juveniles, esta será la primera vez como organizadores y competidores de los brasileros.

Será la cuarta vez que el Trophy U20 viaja a esta región y al momento solo dos han sido sus representantes: Chile – anfitriones en 2008 y 2013 – y Uruguay – primer campeón hace once años y anfitriones en 2017.

El objetivo del rugby brasilero es posicionarse en el rugby juvenil. Si bien las estructuras no son tan sólidas como en otros países, hay suficiente materia prima con que trabajar en uno de los países más grandes del mundo, en el que el rugby está ciertamente en crecimiento.

Fútbol y rugby

Queda claro que el rugby no es el deporte elegido por los niños que crecen en un país en que su equipo de fútbol ha sido cinco veces campeón del mundo. Aun así, el rugby está creciendo a edades más tempranas.

“Los estados y sus uniones trabajan duro y bien, asegurando que los niños empiecen antes; el tema es donde se invierten los recursos estratégicamente,” dice el neozelandés Jake Mangin, head coach de los Curumins, el seleccionado juvenil brasilero.

“Tenemos la oportunidad de meter el rugby en los colegios, pero todo depende de como asegurar que las estructuras están listas para absorber a esos jugadores. No hay una buena solución común a todo el país ya que es muy grande y diverso.”

Mangin es un soñador y un visionario que está en Brasil desde 2010. Habiendo llegado hasta Canterbury B y estudiado para ser Coach en Christchurch, supo que Brasil jugaría en los Juegos Olímpicos y decidió mudarse aquí para buscar un camino para trabajar con Brasil Rugby con la esperanza de estar involucrado en Río 2016.

“Jugué una temporada para los Saracens Bandeirantes y comencé a entrenador los M16, los M18 y las mujeres.” Conocía a su mujer y es padre de dos niños.

Juveniles

En 2012, Brasil Rugby firmó, para su alto rendimiento, un convenio con los Crusaders y Jake – en Brasil no se usan mucho los apellidos – ingresó al sistema. Desde entonces, ha sido asistente del entrenador en el XV y trabaja con el Sevens desde 2015, cumpliendo su sueño olímpico un año después.

En junio del año pasado, quedó a cargo del programa de juveniles.

“Esto incluye los M17, M18, M19 y M20,” explica Jake, 37, quien sostiene que tras casi una década hablar bien el portugués.

“En estas edades, el problema es la cantidad y calidad de los partidos que juegan a nivel de clubes. Tuvimos un buen M20 en 2018 pero la mayoría no está disponible este; lo positivo es que algunos ya trabajan con los mayores.

Los procesos de selección abren otras puertas.

“Cuando llegué, el rugby brasilero tenía otra estructura social; con los muchos proyectos sociales que comenzaron hace unos doce años, se ha convertido en un deporte mucho más inclusivo. Ha cambiado su cara.”

40 esperanzas

Jake tiene en su plantel preliminar a varios jugadores de zonas carenciadas. “Algunos vienen de esos proyectos sociales. El rugby los ayuda en un 100%, dándole perspectivas diferentes, ofreciéndoles oportunidades; los hacemos aprender inglés y les decimos que usen el rugby como vehículo.”

Tras recorrer todo el país, unos cuarenta jugadores han sido identificados y trabajarán los próximos seis meses para estar listos para el Trophy. Varios se instalarán en Sao José dos Campos, sede del torneo, un centro importante de Brasil Rugby.

“El 70% son del estado de Sao Paulo. Serán testeados y tendrán programas de entrenamiento. Les hemos organizado alojamiento en la ciudad y queremos que la mayor cantidad posible tenga rutinas diarias de entrenamiento.” Casi la totalidad del plantel estará en Sao José o en San Pablo, a unos 45 minutos de distancia.

“Al terminar el Trophy volverán a sus clubes siendo mejores jugadores,” sentencia.

El Trophy como tal será un enorme desafío, uno desconocido. Sudamérica Rugby ha puesto énfasis en la competencia juvenil por lo que el futuro en Brasil es auspicioso. Pero, ¿será muy pronto el 2019?

“Por lo que he visto de anteriores Trophies la clave es la presencia física y lo combativo que son los equipos en los puntos de encuentro. Sabemos que nos falta experiencia y que con recursos limitados, debemos hacer que funcione.”

Habrá suficiente materia gris para ayudarlo a Jake, con el ex capitán de Os Tupís Daniel Danielewicz y Eduardo Acosta, el argentino que representó a Portugal y fue entrenador de Paraguay.

Preparación

Los Curumins tendrán partidos de preparación contra los equipos B y C de Brasil, una segura gira de tres encuentros en Córdoba, Argentina, y el Sudamericano M20 que además decidirá qué equipo sudamericano representa a la región en el Trophy.

“Ese Sudamericano nos dará una idea de donde estamos de cara al Trophy.”

El Estadio Martins Pereira será la sede de lo que ya se ha convertido en un gran torneo.

Como residente de la ciudad, Jake sabe que la ciudad está bien preparada. De la ciudad de 700 mil habitantes, dice: “Es organizada, segura, con alta calidad de vida, y central – está cerca de San Pablo, con playas a unas dos horas y la montaña cerca. Pero destacaría que es segura y fácil para moverse.”

Ingresar a lo desconocido significa que los objetivos son bastante generales en esta primera etapa. “Suena a cliché, pero queremos que las familias y el país se sienta orgulloso de los chicos y como juegan. No podemos pedir más en este momento. Nos estamos enfocando en el proceso y en el entrenamiento cada día para ser mejores.”