La velocidad del HSBC World Sevens Series es tal que no terminamos de volver de Sydney que estamos ya trabajando de cara a la siguiente etapa en Las Vegas y Vancouver.

El USA Sevens ha sido bueno para el rugby argentino ya que ahí ganamos nuestros dos únicos torneos en la historia del circuito.

En 2004 en Los Ángeles vi la final desde el costado del campo por un golpe en la cabeza; en 2009 en San Diego pude disfrutarlo en la cancha. ¡Nos falta Las Vegas!

Siempre es lindo soñar y preparar un torneo, máxime en Estados Unidos donde ganamos las dos veces anteriores. Pero tenemos que ser conscientes de lo que buscamos, ser realistas de que estamos octavos en el ranking. El objetivo es otro y se tienen que dar muchas cosas como para llegar muy lejos.

Si bien siempre queremos ganar torneos, y Las Vegas es un fantástico evento al igual que el de Vancouver, nuestros objetivos este año pasan por otro lado, al haber enfocado el trabajo en ciclos olímpicos de cuatro años.

Siguiendo el ciclo olímpico

Como estamos orientados en la búsqueda de jugadores, el sistema de juego y sobre todo al armado del grupo, este primer año buscamos conformar un equipo.

Queremos terminar de ver jugadores para que el año siguiente ya tener definido un grupo y darle continuidad, consolidando un equipo.

A partir del segundo año del ciclo empiezan a haber competencias importantes como el Rugby World Cup Sevens en San Francisco, después el Panamericano en Lima, Perú y la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.

Obviamente, el gran objetivo es volver a jugar en los Juegos Olímpicos.

La temporada pasada trabajamos en los detalles, tratando de llegar a finales y lograr resultados. Este es un año difícil por que hay que procesar el cambio de foco hacia el desarrollo del equipo.

Obviamente, la experiencia que fuimos sumando nos permite no repetir errores y la idea es tratar de no desesperarnos por los resultados pero tratar de buscar los mejores jugadores posibles para nuestro sistema de juego. Eso nos va a permitir ser competitivos en los siguientes años del ciclo.

La clave: el desarrollo de jugadores

Si bien decimos que éste no es un año competitivo, sí queremos terminar entre los ocho primeros en todos los torneos que jugamos.

Lo positivo es que mantenemos una columna vertebral con Gastón Revol, Franco Sábato y ahora volverá Javier Rojas que se lesionó en los Juegos Olímpicos. Son jugadores que le dan una base al equipo.

El seven está cobrando vida propia por lo que genera a partir de ser un deporte olímpico pero sabemos que el gran anhelo de los jugadores es jugar en Los Pumas y no es nuestra intención impedírselo.

En el camino hemos ido perdiendo jugadores pero cuando arrancamos el proceso las reglas eran bien claras. Tenemos que desarrollar jugadores y hay ampliar la base con un plan de juego que le permita a cualquier jugador nuevo sin rodaje acomodarse rápidamente.

Si un jugador se destaca y los entrenadores del quince lo piden, lo dejamos ir y nos genera una satisfacción enorme porque entonces hemos colaborado en su carrera.

Se disfruta muchísimo ver un jugador nuestro en el sistema de quince.