Cuando Nigel Owens sonó su silbato y Yury Kushnarev dio el puntapié inicial de RWC 2019 entre el anfitrión y Rusia, nadie hubiera imaginado como estaríamos doce meses después.

Muestra de esto es que un año después de ser campeón del mundo ganando la final 32 a 12 ante Inglaterra en Yokohama el 2 de noviembre, Sudáfrica no ha jugado aún.

Japón, Nueva Zelanda, Australia, Argentina, Uruguay y Fiji son algunos de los países que por culpa del COVID-19 no han jugado en el 2020.

Situación muy distinta la de un año atrás cuando los mejores 20 equipos del planeta se reunieron para un festival global de 48 partidos en 12 ciudades de Japón.

El tifón Hagibis movilizó al país, pero no lo frenó aunque sí generó la lamentable cancelación de tres partidos.

Entrega

El espíritu japonés quedó bien claro en las 24 horas posteriores cuando el equipo local debía enfrentar en un partido clave a Escocia, en Yokohama para ver quien accedía a cuartos de final.

Yokohama había sufrido los fuertes embates de una tormenta que tuvo un frente de 1.400 kilómetros. Partes del estadio y áreas linderas estaban bajo el agua tan solo 24 horas antes.

Se hizo un esfuerzo de limpieza monumental para que el partido se jugara y el premio llegó con el triunfo japonés en un intenso encuentro por 28 a 21 para asegurar su pasaje, por primera vez, a cuartos de final.

La resiliencia japonesa la representaba el Kamaishi Recovery Memorial Stadium, construido en el lugar donde estaba la escuela local cuando fue arrasada por el terremoto y posterior tsunami de marzo de 2011. Allí se jugó el épico encuentro entre Fiji y Uruguay.

Tras el minuto de silencio en recordatorio a los mil fallecidos ocho años antes, el triunfo uruguayo generó lágrimas en el capitán Juan Manuel Gaminara.

Uruguay rompió los pronósticos - y el World Rugby Rankings – al derrotar a un equipo nueve puestos arriba, en su tercer triunfo en una Rugby World Cup.

Competitivos

”Un equipo”, fue el slogan de Japón para el torneo, significando el esfuerzo colectivo del país en la organización del magnífico festival de rugby.

A Japón llegaron varios países con posibilidades claras de éxito. Por un lado, estaba Nueva Zelanda que había ganado los torneos de 2011 y 2015, aunque no había un único candidato lo que hizo que los millones de japoneses y los más de 400 mil visitantes del extranjero disfrutaran del rugby sin saber quien podría ser el campeón.

Hubo un record de 1,13 millones de personas en los fan zones oficiales y los estadios tuvieron un 99.3% de lleno, habiéndose vendido 1,84 millones de tickets para las doce sedes, siendo éste, el Mundial más exitoso de la historia.

La televisión tuvo un rol de preponderancia. En Japón, una audiencia acumulada de 425 millones disfrutó de RWC 2019; cinco veces más que en Inglaterra 2015.

Gracias al heroísmo del Japón de Jamie Joseph y sostenido por las iniciativas de World Rugby Get Into Rugby e Impact Beyond, el rugby generó un interés sin precedentes en el continente más poblado.

Según publica World Rugby’s Year in Review 2019, gracias al torneo, hubo 2,25 millones de nuevos participantes en Asia - un número creciente de mujeres y niñas - de los que 1,18 fueron en Japón. El Presidente de World Rugby, Sir Bill Beaumont, describió esto como "tal vez, el try mas importante del torneo."

Ambos programas tienen, y seguirán teniendo, un rol clave en el crecimiento global del rugby, incluyendo en la familia del rugby shin barreras de género, etnicidad, edad o pertenencia social.

Con partidos internacionales confirmados para jugarse entre octubre y diciembre, la concreción del Seis Naciones masculino y femenino, la nueva Autumn Nations Cup, el Rugby Championship y los Juegos Olímpicos en Tokio y Rugby World Cup 2021 en el horizonte, hay mucho rugby para disfrutar.