GLOUCESTER, 10 de octubre - Chris O'Brien conoce bien el  Kingsholm Stadium. Es que, yendo hacia atrás en el tiempo, algunos podrán recordar cuando un joven apertura de Estados Unidos enfrentó a los All Blacks en Gloucester durante la RWC 1991.

Fue el primer y único partido de RWC que se jugó en el famoso estadio antes de que se iniciara el torneo de este año. Y O'Brien, quien ahora es entrenador de patadas de Las Águilas, era aquél N°10. Ahora está disfrutando de su vuelta a la cancha, que se concretará este domingo, en el último partido del Grupo B. Es el lugar donde afloran sus recuerdos sobre aquél encuentro con quienes eran los campeones del mundo vigentes.

“Fue un gran momento para mí. Una buena parte fue que muchos de nosotros ya nos conocíamos porque habíamos jugado juntos”, contó O'Brien. “Michael Jones, ala de Nueva Zelanda, fue mi compañero de habitación en 1988, ya que jugó en Hawái por un año. Los All Blacks acababan de ganar la Copa Mundial de Rugby de 1987”, recordó.

“No sé cómo hicieron para llevarlo pero Michael, yo y Danny Kaleopa, quien jugó para Western Samoa, vivimos juntos y jugamos para los Harlequins en Háwai, así que fue genial volver a cruzarnos. Lo que sí recuerdo del partido es que me golpeó. Yo sabía que era él, porque fue tardío y él ya me había dicho que me iba a ir a buscar al menos una vez”, amplió.

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Por la familia

O'Brien fue pateador de New York Jets, la franquicia de NFL, por tres años. Sin embargo, en el fondo tenía en claro que su pasión era el rugby.

“Empecé en el rugby de joven, aunque tuve que esperar. Mi papá jugó, así que crecí al lado de las canchas. Podría haber sido mi primera opción para practicar deportes, pero recién lo pude hacer cuando tenía 15 ó 16 años, que mi hermano empezó y me llevó”, rememoró el actual miembro del staff.

“También jugué un poco para los Jets, era pateador”, recordó. De hecho, hasta practicó los dos deportes al mismo tiempo: “No fue por mucho. Me había sumado al equipo de rugby de Estados Unidos y empecé a viajar un poco, y ahí fue cuando New York Jets me llevó a una gira por Sudáfrica”.

“Me sumé tarde a la concentración, lo cual no era habitual para un joven, pero permitieron que lo haga y, mientras estaba practicando los dos deportes, me quedé con el rugby. Es que no es el deporte predilecto de mi país, la mayoría de los chicos no tocan una pelota hasta que tienen 20 años”, prosiguió.

Sobre su experiencia, aportó: “Ahora, nuestros chicos ya tocan la pelota a los seis o siete años. En éste momento, el crecimiento del rugby en el país es más rápido, hasta se puede ver en las escuelas. Hubo un cambio importante”.

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Sobre Japón y Kingsholm

Ahora Estados Unidos enfrenta a Japón en Kingsholm, con tres derrotas a cuestas en el torneo. Es el mismo estadio en el que Las Águilas cayeron 40-12 con Tonga en noviembre pasado, aunque la derrota no fue como la de 24 años  atrás con los All Blacks (46-6). Al respecto, O'Brien entiende que el equipo mejoró enormemente. 

“Cuando caminé por Kingsholm en noviembre, en la gira, miré y pensé: ‘Estuve antes acá, fue el lugar donde jugué contra los All Blacks’. Fue genial, y cuando volví al hotel me puse a ver algunas fotos viejas del partido. Había gente de pie detrás del ingoal, no tenía esa tribuna que hay actualmente”, recordó.

“Hoy en día, es divertido poder enseñarles y darles toda la ayuda que se pueda a los jugadores del plantel. Pero todo es más grande ahora. Ellos juegan en estadios enormes, mientras que nuestro partido más importante de la RWC 1991 tuvo que ser en Twickenham”, siguió.

“Es muy bueno poder entrenarlos, especialmente por la mezcla de quienes son profesionales y quienes no pero ratan de ponerse al mismo nivel, ya que pueden. Aquí, estamos tratando de ponerlos a todos en la misma sintonía”.

Las Águilas y Chris O'Brien cierran su participación en la RWC 2015 ante Japón, el domingo, en el Kingsholm Stadium de Gloucester, con el arbitraje de Glen Jackson. 

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